Este mes nos sumergimos en el proceso de obtener una licencia de apertura o de actividad para un negocio, explorando las diferencias esenciales entre estos dos términos a menudo intercambiados pero distintos.
Cuando se inicia un nuevo negocio o se realiza una modificación significativa en una actividad existente, surge la necesidad de obtener la aprobación legal correspondiente. Aquí es donde entran en juego la licencia de apertura y la licencia de actividad, cada una con sus propios requisitos y finalidades específicas.
¿Qué es la licencia de apertura?
La licencia de apertura es el paso inicial en el proceso legal para poner en marcha un nuevo establecimiento. Este permiso se centra en la viabilidad técnica y urbanística del local, asegurando que cumpla con los requisitos básicos de seguridad y normativas urbanísticas.
Se solicita antes de comenzar la actividad comercial y, en general, verifica aspectos como la estructura del edificio, accesibilidad, y medidas de seguridad.
¿Qué es la licencia de actividad?
Por otro lado, la licencia de actividad se enfoca en la naturaleza específica de la actividad comercial que se llevará a cabo en el establecimiento. Se otorga una vez que se ha obtenido la de apertura y se han verificado todos los aspectos técnicos y urbanísticos. Aquí, se examinan aspectos más detallados, como la adecuación de la actividad al entorno, cumplimiento de normativas específicas y medidas de prevención de riesgos.
Mientras se realiza la solicitud es posible obtener una “declaración responsable de actividad”, que permitirá comenzar las operaciones en locales con superficies de menos de 300m2. Es una forma de simplificar los trámites.
Diferencias entre las licencias
Podemos concluir que la licencia de apertura allana el camino, asegurando que el local cumpla con los requisitos generales, mientras que la licencia de actividad se adentra en la especificidad de la actividad comercial. Ambas son cruciales para operar legalmente y garantizar la seguridad tanto para los propietarios como para el público. Para ambos procesos es imprescindible contratar a un especialista.
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